sábado, 19 de enero de 2019
Me he encontrado con este poema, antiguo, de cuando la inspiración poética me acompañaba, dedicado a mi hijo, pero que posiblemente habla de tod@s nuestr@s hij@s.
El arco de tus labios
se dispara en ¡no!
Un no robusto, un tremendo no.
Tu cuerpo, pequeño aún,
transpira la dura negación,
que se hace grande, inmensa,
se eleva
y te cubre.
Y la siento en el rostro,
terrible.
Y la recibo en el alma sin aliento.
En ese ¡no! lanzas tu reto.
Con un ¡no! te atreves con el mundo.
Yo he creído leer
en el temblor de tus ojos,
en tus pequeños músculos tensos,
la historia airada
de mi juventud,
que es la de tod@s.
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